septiembre 7, 2016

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO DECIMOS ÁFRICA? – WHAT DO WE MEAN WHEN WE SAY AFRICA?

¿DE QUÉ HABLAMOS Sin título-2CUANDO HABLAMOS DE ÁFRICA?
Con frecuencia, en las charlas que doy o en las presentaciones de mis libros, la gente me pregunta por África.
Pero ¿qué es África en realidad? Solo una palabra. Una palabra, que abarca un sinfín de realidades, tan presentes como dispares, y que no siempre son capaces de convivir en paz. Existe un África musulmana, un África cristiana, un África animista…. Un África urbanita y un África rural. Un África que camina hacia la modernidad y otra, que se aferra a sus raíces. Un África para el hombre y otra, bien distinta, para la mujer. Un África en la que existe la dignidad y otra, que solo lleva a la ignominia.
Así que, cuando alguien me pregunta por África, lo primero que hay que saber es de qué realidad estamos hablando.
Para mí, no obstante, como supongo que para tantos otros que se declaran hechizados por esta tierra, África es sobre todo un sentimiento. Un sentimiento de libertad primaria, de caos natural, de falta de reglas (aunque las hay, como en todas partes). Es su luz, son sus gentes – capaces de lo mejor y lo peor -. Un lugar donde cada día se exprime como si fuera el último limón que te vas a llevar a la boca
Es cierto, como digo en mi novela “Oí silbar a las acacias”, que pertenezco al mundo de las “espaldas cubiertas”. Que mi vínculo con este continente es efímero y superficial, y siempre acabo volviendo a mi mundo de confort y abundancia. Pero no por ello dejo de sentir que mi alma se oxigena con un aire limpio y puro cada vez que piso aquella tierra. O cuando me veo envuelto en sus noches repletas de estrellas, que te hacen sentir vivo y, a la vez, muy pequeño.
¡PRONTO VOLVERÉ A EXPERIMENTAR ESAS SENSACIONES!

WHAT DO WE MEAN WHEN WE SAY AFRICA?
It´s not unusual, when I´m giving a conference or launching a new novel, to be asked all sort of questions about Africa.
But what do we actually mean when we refer to Africa?
Africa is just a word. A word which comprises a vast array of different and often confronted realities. There is a Muslim Africa, a Christian Africa, even an Animist one. The Africa of the cities and the Africa of the country side. The one that has chosen to change into modernity and the proud, which chose to hold on to its roosts. The Africa of men and the Africa of women. The Africa of dignity and the Africa of disgrace.
So, before even starting to talk about Africa, we´d better make clear what reallity we are refering to.
For me, however, as for those who, like me, plead to have been captivated by this beautiful land, Africa turns out to be mainly a feeling. A feeling of primary freedom, natural disorder and absence of rules (there are rules though, like everywhere else). It is its light and its people, who live every day as though there will be no tomorrow.
It is true, as I write in my novel “I heard the acacias whistle”, that I belong to a world which will always give me harbour in the tempest . That my link to Africa is both temporary and shallow. That I always return to my life of confort and wealth. But it´s also true that it spreads my soul every time I set foot on that wild land. Or every time I´m wrapped up be its star- studded nights , which makes you feel alive as well as insignificant.
I WILL SOON FEEL IT AGAIN!

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